Educación Superior

Impactos negativos de no velar por una educación superior de calidad

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Fecha de publicación:

12/4/2022

Garantizar la calidad educativa de las universidades es vital para fortalecer la formación profesional de los estudiantes, cualificarlos para que se puedan desarrollar eficientemente en el mundo laboral y tener líderes preparados que aporten conocimiento para responder las diferentes problemáticas del país. No asegurar estándares mínimos de calidad impacta negativamente en las familias que buscan una mejora en su calidad de vida y empleabilidad. Cristina Del Mastro, vicerrectora académica de la PUCP y Martin Benavides, ex ministro de Educación comparten con nosotros las consecuencias de retroceder en la reforma universitaria y los retos pendientes para que las universidades peruanas transiten a la excelencia.

Antes del 2014 con la promulgación de la ley universitaria 30220 ha­bía una situación de mucho desprestigio a la educación superior. Martin Benavides señala que las instituciones tenían mala infraestructura, no se promovía la investigación, los estudiantes egresaban y no obtenían trabajo. La tasa de subempleo era muy alta. Por lo tanto, se jugaba con las aspiraciones de los jóvenes, de las familias y con su derecho de poder acceder a una calidad educativa.

La ley universitaria ha permiti­do fomentar el desarrollo de las universidades peruanas. "Estas han mejorado su mecanismo de seguimiento al egresado, de vinculación con el mercado la­boral. También hay avances en la calidad de docentes, es decir, más profesores con postgrado, doctorados y grados interna­cionales. Incluso aumentaron las tasas de docentes a tiempo completo", menciona el exmi­nistro.

Además, explica que ha habido un impacto positivo en la in­vestigación. Las universidades peruanas han cuadruplicado el número de documentos de investigación publicados en re­vistas de prestigio, indexadas, y eso es un cambio notable. El Perú es uno de los países que más ha crecido en sistemas inter­nacionales de publicaciones. De esta manera, se impulsa a que las instituciones sean conocidas glo­balmente y puedan ofrecer con­venios internacionales, así como la posibilidad de trabajar proyectos en conjunto con universidades de prestigio al exterior del país para la mejora del conocimiento cien­tífico.

No proteger la calidad educati­va es un riesgo. El país requiere universidades licenciadas, ap­tas para ofrecer una formación académica y de investigación solvente. Y que los estudiantes egresados de la educación se­cundaria tengan más alternativas formativas para su decisión de continuidad de estudios. Las instituciones deben ser capa­ces de brindar planes de estu­dio actualizados y pertinentes a los contextos sociales. "Necesitamos cuadros calificados para los sectores de salud, la gestión pública, sector extractivo y productivo, la empresa, la educación, la cultura y de­más", señala la vicerrectora Cristina Del Mastro.

El perjuicio a la sociedad es grande cuando se tiene pro­fesionales titulados sin pre­paración en los puestos que se requiera. Los egresados de universidades que no cum­plen con estándares mínimos de calidad que el ente regu­lador, en este caso Sunedu, solicita es un daño a la em­pleabilidad de los egresados, quienes no podrán competir adecuadamente en el mundo laboral. El tiempo y dinero in­vertido genera agravios en las familias.

Del Mastro resalta la necesi­dad de seguir impulsando la investigación, la calidad do­cente, el conocimiento cien­tífico para poder ser compe­titivos a nivel internacional. "Todas las universidades de­berían tener una orientación mínima a que se enseñe de manera adecuada cursos de metodologías y contribuyan con el desarrollo del conoci­miento para ayudar a posicio­narse", añade Benavides.

“Todas las universidades deberían tener una orientación mínima a que se enseñe de manera adecuada cursos de metodologías y contribuyan con el desarrollo del conocimiento para ayudar a posicionarse”.

       Martín Benavides
       Ex ministro de Educación

Ambos especialistas coinci­den que hay un camino im­portante avanzado en los últi­mos años. Retroceder en ello va a entorpecer los procesos para seguir generando siner­gias entre equipos de inves­tigación que puedan trabajar de manera interuniversitaria para dar respuesta a proble­máticas locales. La creación de redes de investigación es importante, que no solo sean internas, sino que incorporen docentes internacionales. Ello nos hace competentes ante la globalidad.

RETORNO A LA PRESENCIALIDAD

La experiencia de estos dos años en modalidad virtual han mostrado la necesidad de los estudiantes, sobre todo de los pregrado, de tener activida­des presenciales, socializar y tener espacios de intercambio entre docentes y alumnos de­bido a que las experiencias sí son significativas para la vida universitaria. Esto ocurre so­bre todo en carreras con alto componente práctico y de ex­perimentación cuyos alumnos se han visto fuertemente afec­tados, por ejemplo las carre­ras de ciencias de la salud, di­versas ingenierías en cuanto a laboratorios, talleres para las carreras artísticas, ciencias de la comunicación y otras.

"La gran mayoría de universidades pese a no contar con orientaciones específicas des­de el Ministerio de Educación han decidido enfrentar el re­torno progresivo con un gra­do alto de libertad durante el 2022", explica Del Mastro. La vida universitaria enriquece el conocimiento, hay discipli­nas que necesitan contextos físicos, uso de herramientas y espacios determinados para asegurar el aprendizaje. Hay retos académicos, administrativos, logísticos y comunicati­vos. Sumado a ello ha sido un gran desafío poder discrimi­nar qué es lo que tiene ma­yor valor en una experiencia presencial que en una virtual, señala la vicerrectora.

El retorno progresivo ya está en marcha. Aún hay riesgo sanitario, por lo tanto este emocionante camino de regreso está siendo progresivo y flexible. Las campañas de comunicación y acompañamiento a la comunidad están siendo claves para asegurar el éxito de volver a pisar nuestro campus universitario.

Fuente:
Revista Brújula

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