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Fecha de publicación:
24/6/2021
A casi dos años del inicio de la educación en línea, el sistema universitario peruano se ha logrado sostener pese a la disminución de la matrícula, el aumento de la deserción estudiantil y la acentuación de las brechas de desigualdad en la participación en la educación universitaria. Y estas dificultades no solo han sido producto de la pandemia, también se deben al cierre de universidades no licenciadas y al cierre de programas de estudio de instituciones licenciadas.
Esta situación ha sido analizada por el Mg. Rodolfo Benites, profesor de la Escuela de Gobierno de la Pucp, en su investigación titulada “La educación superior universitaria en el Perú post pandemia”. En este documento se evidenció -en base a datos del Ministerio de Educación (Minedu)- que en el 2020 hubo una caída de 24.01% en la cifra de estudiantes matriculados con respecto al 2019, pasando de 1’206,137 estudiantes a 916,495.
Visto por tipo de universidad, se evidencia un mayor retroceso en el caso de universidades privadas: mientras que en éstas la matrícula en el 2020 cayó en 26,7%, en las públicas fue en 10%.
¿A qué se debió esta situación? Una explicación sería el proceso de licenciamiento de las universidades. De acuerdo a la investigación, las instituciones privadas con licencia denegada tuvieron una mayor caída en sus matrículas en el 2020 con respecto al 2019 de 51.3% en las asociativas y 67.7% en las societarias.
“Estos datos confirman lo señalado por diversos expertos en cuanto a la vulnerabilidad de los sistemas con importante presencia de universidades privadas con fines de lucro y de baja calidad, que albergan una gran porción del total de estudiantes”, remarca Benites en su estudio.
Pero, en el caso de las universidades públicas, durante el año pasado se vio una reducción en la oferta a causa de la falta de licenciamiento de algunas instituciones.
Jorge Mori, director en la Dirección General de Educación Superior Universitaria del Minedu, comentó -durante su participación en el pasado Congreso Conectados- que en el Perú hay una reducción en la oferta universitaria pública, ya que -al no obtener su licenciamiento institucional- se quedó en suspenso la admisión en tres instituciones de provincias (Lambayeque, La Libertad e Ica), quedando, por el momento, solo 46 universidades (el 67% de están en Lima).
Adicionalmente, el funcionario señaló que en 6 regiones de nuestro país no existe oferta privada (Ayacucho, Moquegua, Loreto, Cerro de Pasco, Amazonas y Tumbes), mientras que en otras 6 (Puno, Madre de Dios, Ucayali, San Martín, Ancash y Cajamarca) solo existe oferta pública licenciada y filiales de universidades privadas. Esta situación genera una gran presión social por acceder a las universidades públicas sobre todo en provincias.
En cuanto al financiamiento de la educación superior, el profesor Benites señala que expertos como Marginso Albatch y de Wit han señalado que las universidades más vulnerables a la crisis económica actual son las privadas.
“Entre ellas -principalmente- las de bajo costo, que dependen financieramente de la matrícula y pensiones y en un segundo grupo las aquellas universidades públicas con menores inversiones históricas por parte del Estado”, explica.
Por otro lado, remarcó que las universidades realizaron inversiones significativas para adecuarse a sus procesos de licenciamiento, lo que las hizo -también- más vulnerables en términos financieros durante la pandemia.
Adicionalmente a la deserción, otro desafío que han tenido que enfrentar las universidades peruanas ha sido la brecha digital. Rodolfo Benites recuerda que, según la ENAHO (2019), sólo el 32.7% de hogares peruanos cuentan con al menos una computadora y el 39.5% tenían acceso a internet. A esto se suma la ausencia de habilidades para el uso de tecnología y de un entorno adecuado para la educación.
Pero también esta brecha se vio dentro de las universidades. Jorge Mori explica que el año pasado el Minedu se centró en asegurar la normatividad para la educación virtual, pues solo 25 universidades del país estaban autorizadas a dar programas semipresenciales, lo cual representaba solo el 27% del total de instituciones.
Cabe indicar que, de este grupo, la mayoría eran universidades privadas (23) y se encontraban en Lima. Es más, a inicios de la pandemia sólo existían 827 programas semipresenciales en 16 regiones del país.
Todos estos aspectos generaron que el paso a la modalidad a distancia haya tenido retrasos, sobre todo en las universidades públicas. Esto a su vez, modificó los calendarios académicos, pese a que el 98% de las universidades ya estén funcionando bajo esta modalidad.
Benites recomienda que hay que aprovechar la disrupción digital para la reinvención pedagógica y la modernización de la educación universitaria; además de articular las modalidades formativas, promover la empleabilidad post pandemia y diseñar un sistema de financiamiento sostenible para la educación superior universitaria.