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Fecha de publicación:

16/5/2019

Reflexiones y debates en torno a la tecnificación de la educación.

Si hay que partir de una premisa para entender los cambios actuales en la educación superior, es que estos son demasiado rápidos y están reconfigurando muchos aspectos de las universidades. Por ejemplo, no es extraño escuchar en conferencias y simposios sobre innovación y tecnología que estas cambian tan aceleradamente que lo que un alumno estudia durante sus cinco años de pregrado puede que ya no le sea útil al graduarse, sobre todo, y casi exclusivamente en disciplinas profesionalizantes como las ingenierías. Frente a esta situación veleta, se han ido creando nuevas alternativas educativas en aras de seguirle el ritmo a los cambios que se producen en el mercado laboral: moocs y bootcamps.

Sobre el primero, desde este boletín hemos recogido una serie de debates en torno a cómo los moocs no llegaron a cumplir sus promesas iniciales, la virtualidad total de la educación al alcance de todos, y hoy son más una alternativa a distancia para programas especializados o complementarios. Los segundos, los bootcamps, empiezan a ganar terreno desde 2013 y en cierta medida son más que un solo reflejo de lo que el mercado pide. En principio, como vemos un número creciente de empresas está apostando por la tecnificación de la educación superior al (i) crear sus propias universidades o escuelas de posgrado en las que dictan carreras de corta duración y la malla curricular gira totalmente en relación a las necesidades de la empresa, (ii) o, y aquí entran los bootcamps, el mercado forma alianzas con empresas educativas que ofrecen cursos intensivos de 5 a 12 semanas aproximadamente en los que se prepara al estudiante para cumplir tareas específicas relacionadas con los códigos de programación. Hasta el momento, los bootcamps se posicionan como una alternativa exitosa, pero ¿una alternativa a qué?

El éxito presente de los bootcamps reside en dos aspectos: el primero es la relación entre corta duración-poca inversión, por un lado, y retorno asegurado que ha ido desplazándose del corto al mediano plazo introduciendo el pago por resultados, por otro lado. Como se comenta en esta nota, la demanda por programadores es tan alta que Alibaba, por utilizar un ejemplo, busca capacitar a un millón de programadoras para el 2030 y así contratar el personal requerido. Hecho nada desconocido para Latinoamérica y Perú, por ejemplo, Laboratoria ha sido elogiada por personalidades como Mark Zuckerberg y Barack Obama.

La primera idea base es la siguiente: existe una alta demanda por programadores especializados, estos no necesitan cursar una carrera universitaria para trabajar en empresas, sino saber programación y resolver tareas prácticas que acompañen el proceso de automatización de la sociedad. El segundo aspecto del éxito de los bootcamps reside en las fallas y críticas actuales al sistema educativo. La privatización internacional de la universidad ha subido el costo de la educación, por lo que los alumnos, en ciertos países, pueden endeudarse durante casi toda su vida para estudiar el pregrado; asimismo, la sobreproducción de doctorados ha devaluado los estudios de posgrado y con ella se han vislumbrado una serie de críticas como trabajo precario, contratos flexibles, problemas de salud mental, sobreexigencia laboral, entre otros. La vía tradicional, nombrémosla la académica, supone una inversión de tiempo y dinero a largo plazo que hoy no garantiza un retorno positivo en el mediano plazo, mientras que los bootcamps, de corta duración y poca inversión, sí.

Diamantes según unos, carbón según otros

Una primera crítica a resaltar es que, por ejemplo, la teoría y el plus educativo que ofrece la universidad (ciudadanía, reflexión crítica, pensamiento histórico, etc.) es totalmente eliminada, por lo que el fin de la educación, formar ciudadanos, deja de importar o ya no lo hace en absoluto. Sin embargo, no se puede dejar de lado que el mercado global cada vez más requiere técnicos que cumplan funciones específicas relativas a empresas particulares, demanda resuelta por los bootcamps.

Al respecto de este debate, cabe recalcar que hay que tener en cuenta otro discurso presente: la automatización dada por la inteligencia artificial reducirá empleos y creará otros. ¿Dónde se ubicarán los bootcamps? Sobre esto último, hay quienes sostienen que hay que aprender de esta estrategia para pensar en alternativas rápidas y eficientes de reconversión de las capacidades profesionales que desaparecerán en el futuro próximo. En cualquier caso, por ahora las empresas bootcamps se reinventan para continuar formando masivamente programadores.

Fuentes:

Antecedentes:


Aviso: Los contenidos de este boletín sintetizan la información y los debates tomados de los medios de comunicación y las investigaciones que se citan al pie. Su contenido no refleja necesariamente la opinión del Vicerrectorado Académico de la PUCP.


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