Egresados

Lo que callan los empleadores: faltan habilidades “blandas” en los trabajadores

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Fecha de publicación:

19/4/2019

Las habilidades blandas son las más duras de encontrar.

En una era en la que el empleo se encuentra en constante cambio, al ritmo de los avances tecnológicos, la formación de profesionales se torna altamente exigente, y aumenta la demanda de que las instituciones de educación superior formen egresados con las competencias adecuadas para poder “surfear la ola” de la innovación y que no sean reemplazados por la automatización o la inteligencia artificial. Hemos visto, además, que parte del debate en torno a estas transformaciones se concentra en los aspectos morales y éticos vinculados a la robotización corporativa.

Sin embargo, dichos procesos y demandas no son, todavía, extensivos a todos los países, e incluso pueden llegar a ser muy desiguales dentro de un mismo territorio. En ese sentido, el reciente informe “Identificación, causas y consecuencias de la brecha de habilidades en Perú”, realizado, por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el INEI de manera conjunta presenta evidencia sumamente relevante del estado actual del mercado laboral peruano, ante los ojos de los empleadores.

El informe se basa en los resultados de la Encuesta de Habilidades al Trabajo (ENHAT), llevada a cabo entre setiembre del 2017 y marzo del 2018, y recoge la opinión de más de 3500 representantes de empresas formales grandes, medianas y pequeñas. El objetivo del estudio era conocer la brecha entre las habilidades que tienen los trabajadores y aquellas requeridas por sus empleadores, así como poder identificar las causas y consecuencias de dicha brecha. Entre sus principales hallazgos, se menciona una mayor dificultad para cubrir vacantes de profesionales técnicos (25%), seguidos por jefes y empleados administrativos (24%) y trabajos de servicios y vendedores (17%). Asimismo, las mayores brechas de habilidades se concentran en empresas dedicadas a “otros servicios” [1] (77%) y del sector salud (71%).

Se destaca un hallazgo central del estudio: para los empleadores, las habilidades socioemocionales (trabajo en equipo, comunicación, responsabilidad, estabilidad emocional, resolución de problemas, liderazgo, entre otras) son las competencias más difíciles de encontrar en el mercado laboral. Las falencias en la formación de habilidades blandas, así como en el resto de requisitos de los empleadores, señalan, ocasionan perdidas económicas y de posicionamiento en el mercado que son difíciles de subsanar, y que necesariamente obligan a los empleadores a realizar diversos esfuerzos para cubrir este vacío de sus trabajadores. Sin embargo, la valoración relativa de las habilidades blandas varía mucho según el grupo ocupacional del puesto requerido: por ejemplo, las habilidades socioemocionales pesan mucho más en la contratación de un postulante si es que este debe cubrir una vacante de jefe o de empleado administrativo, mientras que en las ocupaciones elementales se da mayor importancia a las habilidades técnicas.

La ENHAT encuentra que la manera cómo las empresas afrontan esta dificultad se diferencia, además, por el tamaño de la firma. Por ejemplo, una empresa grande puede capacitar a sus actuales trabajadores, ampliar sus mecanismos de reclutamiento, e incluso aumentar el salario para el puesto que desea cubrir, con el fin de atraer a postulantes más calificados; en cambio, las empresas medianas y pequeñas suelen ajustar o modificar los lineamientos y requisitos solicitados a fin de poder cubrir los puestos necesarios. La investigación muestra que las empresas, independientemente de su tamaño, suelen recurrir a métodos de reclutamiento poco regulados, tales como recomendaciones entre amigos, excompañeros de trabajo y colegas, y que no necesariamente utilizan mecanismos de difusión más formales (bolsas de trabajo del MTPE, universidades e institutos) y tecnológicos (redes sociales, LinkedIn, bolsas de empleo privadas, entre otros).

También, es necesario destacar el rol bastante incipiente que juega el uso de tecnologías novedosas dentro de las empresas en el mercado peruano, que es muy similar a las condiciones de adaptación tecnológica de un gran número de países. Este dato es clave pues demuestra, muy aparte de las limitaciones de la mano de obra ya mencionadas, que la baja productividad de las empresas está asociada también a la poca inversión en tecnología de los empleadores.

Este panorama no es ajeno a las preocupaciones por parte del Gobierno. La Viceministra de Gestión Pedagógica, Patricia Andrade, reconoció recientemente que existe un serio problema de articulación entre la oferta formativa y las necesidades del mercado laboral. Sin embargo, la mayor parte de las discusiones en esta materia apuntan a subsanar la brecha de habilidades técnicas y profesionales “duras”, y no se repara en el desbalance de habilidades blandas encontrado en la ENHAT.

Los hallazgos presentados en el informe del BID e INEI encuentran similitudes muy interesantes con algunas de las conclusiones que encontramos en dos estudios de empleadores de nuestra Oficina de Información Académica – PUCP, encargados a IPSOS durante el 2017 y 2018. En el primero de ellos, de naturaleza cuantitativa, se encontró que, en términos generales, los empleadores consideran que los aspectos más difíciles de encontrar entre los profesionales jóvenes son la proactividad y la capacidad de análisis y síntesis.

Asimismo, el segundo estudio (cualitativo) muestra que los empleadores valoran las habilidades blandas tanto como las habilidades específicas de la carrera, e incluso más. Esto es así, indican, porque, mientras que los conocimientos técnicos o específicos se pueden enseñar o ir aprendiendo en el transcurso de un trabajo, las habilidades blandas son más difíciles de desarrollar. En ese sentido, los empleadores sostienen que, si bien las universidades pueden contribuir al desarrollo de dichas habilidades, ellas dependen, principalmente, de los intereses de cada persona y de su propia trayectoria individual y entorno. Por último, indican que la empatía (entendida como la capacidad de relacionarse con otras personas) es la habilidad blanda más necesaria en todos los profesionales, al margen de su especialidad, dado que está asociada al buen trabajo en equipo y a la comunicación asertiva.

[1] Jurídicos, contables, tributarios, asesorías, estudios de mercado, asesoría técnica, publicidad, seguridad, limpieza, empaque y envase.

Antecedentes:

Documento:


Aviso: Los contenidos de este boletín sintetizan la información y los debates tomados de los medios de comunicación y las investigaciones que se citan al pie. Su contenido no refleja necesariamente la opinión del Vicerrectorado Académico de la PUCP.


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