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Fecha de publicación:
3/7/2025
Hoy, cuando la inteligencia artificial (IA) ha invadido nuestras conversaciones y buena parte de nuestros espacios cotidianos, nos toca ser parte de una revolución tecnológica que nos exige, al mismo tiempo, ser críticos y adaptables, tan presentes como tecnológicos. Estamos, sin duda, en una encrucijada.
El primer gran desafío para quienes ejercemos la docencia en este contexto somos nosotros mismos. La brecha digital sigue existiendo y muchas veces empieza por nuestras propias competencias. La mayoría de nosotros no recibió una formación que incluyera el uso de herramientas de IA. Esto nos obliga a formarnos no solo en el manejo técnico sino también a entender su potencial pedagógico y pensar en sus implicaciones éticas.
Como advierte Yousef Aljemely (2024), todas las personas, en especial los docentes, necesitan comprender qué es la IA y cómo usarla. Sin embargo, no es un camino sencillo: la mayoría desconoce sus conceptos básicos y su funcionamiento. Por ello, la formación docente es hoy más urgente que nunca, pues nos permitirá adquirir las habilidades digitales necesarias para enfrentar estos nuevos retos.
En la misma línea, la Unesco (2024) subraya la necesidad de construir un Marco de competencias en IA para docentes, que abarque desde los fundamentos hasta su aplicación ética en los procesos de enseñanza, aprendizaje y evaluación. Sin una ruta de formación clara, los docentes podemos correr el riesgo de quedar rezagados en la materia, por eso, en nuestra Universidad, el Instituto de Docencia Universitaria (IDU) ha diseñado una ruta formativa denominada Tecnolog-IA para la docencia innovadora, que busca precisamente acompañar este proceso.
El segundo gran desafío es cómo aprovechar la IA de manera efectiva. Las oportunidades son inmensas: personalizar el aprendizaje, enriquecer los materiales, diseñar nuevos escenarios de evaluación e incluso liberar tiempo para concentrarnos en tareas que demandan mayor creatividad y análisis profundo.
En el ámbito docente, la IA abre nuevas posibilidades para personalizar los procesos de enseñanza, generar evaluaciones más pertinentes y sugerir estrategias que enriquezcan nuestros recursos educativos. Sin embargo, su uso no está exento de riesgos. ¿Qué ocurre si no existen marcos claros que regulen su utilización? ¿Cómo aseguramos que esté siempre al servicio del aprendizaje y no se convierta en un medio para el facilismo o eludir el esfuerzo académico? Son preguntas legítimas y necesarias que deben formar parte de nuestra reflexión.
En la PUCP, como primer paso para abordar estos desafíos, contamos con la Guía para el uso de la IA Generativa en la docencia (IDU 2025), un recurso que orienta y ofrece sugerencias prácticas para incorporar en nuestras aulas estas tecnologías de manera ética, responsable y alineada con nuestros principios educativos.
El tercer desafío, y no menor, es el que plantea la ética y la privacidad. El uso de IA implica una constante recopilación y análisis de un gran volumen de datos, muchos de ellos sensibles. Esto nos obliga a ser especialmente cuidadosos con la protección de la información, tanto de nuestros estudiantes como la nuestra. Además, como educadores, tenemos el deber ético de velar por que estas herramientas no reproduzcan sesgos ni inequidades. El criterio ético no es accesorio; es central en esta discusión.
Ahora bien, no se trata de enfrentar estos retos con temor. La IA no sustituye –ni podrá hacerlo– aquello que es esencial en la labor docente: la empatía, la creatividad, el acompañamiento, el juicio crítico o el interés genuino por el bienestar de nuestros estudiantes. Lo que sí puede es convertirse en un aliado para liberar tiempo, enriquecer procesos, y permitirnos concentrarnos en los aspectos más humanos y complejos de nuestra tarea.
Pero esta conversación no termina aquí. Los invito a seguir reflexionando y explorando estos y otros temas en el VI Encuentro de Experiencias Docentes PUCP, donde podremos conocer las vivencias y buenas prácticas de nuestros colegas en torno a los desafíos actuales que promueve nuestro Modelo Educativo. Será una oportunidad invaluable para participar en talleres, escuchar conferencias internacionales y, sobre todo, fortalecer juntos nuestra vocación docente en estos nuevos tiempos.
Los animo a inscribirse y ser parte de esta programación diversa y enriquecedora, que nos permitirá seguir aprendiendo en comunidad y construyendo, colectivamente, una educación universitaria a la altura de los retos y oportunidades que nos plantea el presente.
Fuente: PuntoEdu