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Fecha de publicación:
27/3/2019
En ediciones anteriores de este boletín, hemos resaltado la gran importancia de la conducta y los lineamientos éticos en la investigación científica, sea en STEM y medicina, como en Ciencias Sociales y Humanidades, y las particularidades que se puedan desprender de cada especialidad y academia. Sin embargo, nuevos casos remecen la comunidad científica internacional y ponen en el centro del debate la ética en la investigación científica: el anuncio de los primeros bebés genéticamente modificados.
En el marco de la Reunión de Edición del Genoma Humano-2018 celebrado en Hong Kong, Jiankui He, un científico chino de la Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur de Shenzhen (SUSTech), declaró haber creado los dos primeros bebés genéticamente modificados mediante tecnología CRISPR al alterar el ADN de dos embriones, Lulu y Nana, mellizas ambas. Esta modificación reside en que ambos bebés no pueden contraer el virus del VIH. Según notificó el científico, ambas mellizas nacieron saludables y normales, y planea monitorear su crecimiento durante los próximos 18 años. Ante esto, la comunidad científica internacional hizo público su rechazo a tal conducta y proyecto, y exhortaron a Jiankui He a poner a disposición sus datos para el escrutinio público para así confirmar la veracidad de sus actos.
Tras investigaciones de científicos de la provincia de Guangdong, ciudad en la que los experimentos fueron llevados a cabo, se confirmó oficialmente la modificación genética de ambas mellizas. Dicho proyecto, comenzó en 2016 y con la participación de científicos internacionales (aún no identificados) bajo la clandestinidad de laboratorios privados y/o el desconocimiento de las autoridades de la universidad. Asimismo, como concluyeron los investigadores, Jiankiu He y su equipo violaron consciente e intencionalmente serios principios éticos, por ejemplo, falsificaron certificados éticos para reclutar a ocho parejas voluntarias, de las cuales, una pareja concibió a Nana y Lulu, y otra espera a otro bebé modificado; hicieron caso omiso de las regulaciones y leyes sobre experimentos con humanos y embriones dadas por el gobierno chino, malversaron fondos de investigación para dicho proyecto, y fueron motivados por la búsqueda de fama personal y dinero.
Ante esto, en un comunicado oficial reciente, la universidad de SUSTech ha declarado que “de manera inmediata, SUSTech rescinde el contrato del Dr. Jiankiu He y termina así cualquier actividad de investigación y/o de docencia para con la universidad”, y las autoridades lo han puesto bajo arresto domiciliario. Cabe recordar que, según directrices aprobadas en 2003 por el gobierno chino, se pueden realizar experimentos de edición genética en embriones hasta los 14 días o en embriones desechados, además en tanto sean destruidos de inmediato y que no sean implantados en humanos. ¿Qué consecuencias le deparan a Nana y Lulu, y a las posibles futuras generaciones que hereden dicha modificación?
Viendo la otra cara de la moneda, cabe recordar que hay grupos que se oponen abiertamente a las restricciones en este tipo de investigaciones en la medida que ellas conducirían al perfeccionamiento de la condición humana, como es el caso de los extropianos y otras corrientes del transhumanismo. No lejos de ellos están los impulsores del proyecto Gilgamesh que para prolongar la vida buscan la eliminación de todas las enfermedades.
Si bien este caso ha sido una las controversias científicas de la academia china con mayor rechazo internacional en los últimos años, no supone un hecho aislado, sino, por el contrario, podríamos categorizarlo como una grave señal de las fallas en el sistema universitario chino, del que se aprovechan otros inescrupulosos científicos de otros países y empresas. Entre estas, el problema más grande que enfrenta la universidad, y la ciencia china, son los altos niveles de corrupción, fraude y falta de ética. Según una publicación de Quartz, más del 50% de todos los artículos científicos rechazados en todo el mundo por falsa revisión de pares son de autores chinos. Así, como hemos comentado en ediciones anteriores, el problema es tal que el mismo gobierno, dentro de su política de erradicar la corrupción a todo nivel, ha decretado serias sanciones para las universidades y los académicos que incurran en malas prácticas, tales como despidos, devolución total de fondos y hasta prisión en caso se haya perjudicado la salud o provocado la muerte de participantes o terceros. Asimismo, el gobierno y organizaciones científicas se encuentran actualmente repensando los estándares éticos y todo parece indicar que hacia una mayor regulación.
Finalmente, si sumamos las denuncias de censura, la universidad china tiene serios inconvenientes por solucionar antes de poder convertirse en una potencia mundial universitaria; problemas que pareciera intencionalmente no prestarles la debida atención.
Fuentes: